La
deforestación tiene muchos efectos negativos para el medio ambiente. El impacto
más dramático es la pérdida del hábitat de millones de especies. Setenta por
ciento de los animales y plantas habitan los bosques de la Tierra y muchos no
pueden sobrevivir la deforestación que destruye su medio.
La
deforestación es también un factor coadyuvante del cambio climático. Los suelos
de los bosques son húmedos, pero sin la protección de la cubierta arbórea, se
secan rápidamente. Los árboles también ayudan a perpetuar el ciclo hidrológico
devolviendo el vapor de agua a la atmósfera. Sin árboles que desempeñen ese
papel, muchas selvas y bosques pueden convertirse rápidamente en áridos
desiertos de tierra yerma.
La
eliminación de la capa vegetal arrebata a los bosques y selvas de sus palios
naturales, que bloquean los rayos solares durante el día y mantienen el calor
durante la noche. Este trastorno contribuye a la aparición de cambios de
temperatura más extremos que pueden ser nocivos para las plantas y animales.
Los árboles
desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero,
responsables del calentamiento global. Tener menos bosques significa emitir más
cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera y una mayor velocidad y
gravedad del cambio climático.
En muchos
países la deforestación causa extinción de especies, cambios en las condiciones
climáticas, desertificación y desplazamiento de poblaciones indígenas…
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